“Es fuerte tener al asesino de tu hijo frente a ti”

Marlene Camacho pide que se haga justicia y se encarcele al joven Omar Barrios, quien sigue en su casa a un año del asesinato del estudiante de Medicina. Las pertenencias del socorrista de los Cruz Verde siguen intactas en su casa, cuenta su madre, que se reconforta con la Asociación Paúl René Moreno Camacho
“Tranquila mami, todo va a estar bien”. Esa fue la última frase que le dijo Paúl Moreno, estudiante de Medicina, a su mamá hace hoy un año al salir de su casa en la mañana y horas antes de morir.
Paúl Moreno tenía 24 años y murió arrollado cuando participaba como socorrista de los Cruz Verde en una protesta antigubernamental que se registró en la avenida Fuerzas Armadas de Maracaibo. El responsable es el joven Omar Barrios, quien cumple arresto domiciliario a la espera de que se celebre una nueva audiencia preliminar para definir el pase a juicio o no del imputado.
Barrios fue beneficiado el 17 de noviembre con una medida de libertad condicional tras considerar el tribunal Sexto de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia que el arrollamiento fue un accidente. La medida fue revertida el 31 de enero de este año por la Corte de Apelaciones tras constatarse vicios en el proceso.
“Mi hijo era un muchacho del grupo de Cruz Verde, ya iba graduarse de médico. Ellos estaban salvado vidas, tanto de un lado como del otro; ellos no estaban tirando piedras, no tenía nada que ver con los partidos”, cuenta la señora, quien confiesa que le gusta vestir la franela con la imagen de su hijo, a quien considera un “héroe”.
Sed de justicia
“Yo pido justicia para mi hijo. Se llama Omar Barrios el asesino de mi hijo. No es justo que ese muchacho esté ahorita en la calle. Debería estar pagando cárcel porque lo que hizo fue intencionalmente. Se le dijo muchas veces que no podía pasar, pero él aceleraba y aceleraba la camioneta”.
Paúl estaba sentado junto a dos jóvenes en una isla de la avenida Fuerzas Armadas, cerrada por las protestas que se hacían entonces contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. “Cuando mi hijo quiso levantarse fue cuando este muchacho se lo lleva por delante”.
“El asesino tiene que estar bajo rejas, en la cárcel. Le pido a mi Dios que me de fuerza porque yo como madre guerrera no me voy a quedar tranquila, hasta tanto no lo vea en la cárcel”, agregó.
Al joven Omar Barrios lo conoce. Lo ha visto en los tribunales y asegura no guardarle rencor ni odio, aunque reconoce: “Es fuerte tener al asesino de tu hijo frente a ti”. Pero con él no ha cruzado ni una palabra. Con su padre, llamado también Omar Barrios, sí.
“Su padre consiguió mi número y me escribía casi todos los días por WhatsApp. Me decía que yo era una persona de Dios. Pensaba que era alguien que me estimaba. Le preguntaba quién era y no me decía. Le pedí a mi hijo Carlos que averiguara el número y me dijo: ‘es del papa del asesino de mi hermano’”.
No perdió tiempo y lo llamó. “Le dije: ya sé quién eres tú. No me contestó. Y le pedí que no molestará más en mi teléfono. No lo volvió a hacer. Si creía que con eso iba a conseguir que yo desviara la sentencia. Está equivocado”.
A un año del dolor
A las 3.30 de la tarde le tocaron la puerta de su casa hace un año. Era uno de los amigos de Paúl. “Mami, vístete rápido que a Paúl lo acaban de atropellar y necesita tu sangre”, le dijo el muchacho, según recuerda Camacho.
El joven la vistió, revela la mujer en una entrevista para La Verdad. “Yo no podía agarrar nada”. De su casa, en la urbanización San Jacinto, llegó en unos minutos al Hospital Adolfo Pons, adonde llevaron a Paúl.
“Estaban todos los de la Cruz Verde y yo solo preguntaba por mi hijo. Me pasaron a la emergencia y lo vi. Estaba en una camilla y alrededor de él, estaban todos los médicos. Salieron a abrazarme y me decían ‘se nos fue mi colega’. Yo no entendía. Me doble la manga de la camisa y les dije: ‘Me sacan toda la sangre y se la ponen a mi hijo’. Me abrazaron y me dijeron ‘se nos fue nuestro colega’”.
El dolor la invadió. “Yo lo miraba y decía: no puede ser, mi hijo no. Ese no es mi hijo. Fue muy fuerte para mí”, aseguró la mujer que no pudo contener el llanto.
Su refugio
Hoy la señora Marlene se refugia en la Asociación Paúl René Moreno Camacho, a través de la cual reciben donaciones de alimentos y medicamentos para ayudar a enfermos crónicos y niños en estado de desnutrición. “Salvar vidas y ayudar al prójimo, eso es lo que él quería y hacía”.
Oriana Viloria, exnovia de Paúl, la acompaña a la mayor parte de las actividades. “En la Asociación yo ayudo lo más que pueda, porque esto es lo que era Paúl. Él amaba estar en la calle ayudando a le gente, eso es lo que él era”.
Hace un año que no está, pero todo sigue igual. La ropa, los cuadernos, el bolso, los zapatos y la computadora de Paúl siguen en el mismo lugar en su casa. “Todo está intacto, el closet, su cama”. Camacho insistió: “Todo sigue intacto. Mi casa huele a Paúl”.
Frapeé con sabor a Paúl
Paúl Moreno además de estudiar Medicina, trabajaba en el Centro Comercial Doral Center. Sus compañeros de trabajo aún lo recuerdan y hasta una bebida hay con su nombre. Ricardo Amado hizo hace dos años un “nestee tipo frapeé” para complacer los gusto del joven socorrista. La bebida lleva hoy su nombre “Paúl Frappe”. “No solo lo piden los que trabajamos aquí, hay personas que llegan y preguntan y se lo llevan”, contó Amado, quien le preparaba a diario la bebida a Paúl Moreno.