OPINIÓN

SIN OBSESIÓN NI RECONCOMIO

Isaías A. Márquez Díaz

No entendemos el porque  de tal infantilismo  de parte de algunos voceros del gobierno nacional, cuando se refieren a una supuesta” obsesión” desde los EEU por intervenir a Venezuela.

Bien debería saber nuestra cancillería que una de las fases más importantes para una intervención militar consiste en la DEFINICIÓN DEL ENEMIGO, que constituye la fase más larga y compleja de toda intervención ya que podría tomar décadas. Fundamentalmente, se trata de que en el momento oportuno, alguna potencia define y recomienda destruirlo, decisión que se toma debido a la acción de grupos de presión dentro y fuera de los EEUU. Algunos gobiernos piensan que la enemistad entre países que afectan los intereses de los EEUU o de la OTAN son inevitables. Pero, es algo más complejo: gobiernos que son tachados de terroristas, autocráticos o estados fallidos podrían tener relaciones por muchos años con las potencias occidentales. Irak, Libia, Pabamá y Siria tuvieron períodos de estrecha colaboración con los EEUU.

La intervención requiere, entonces, que, a nivel mediático, un gobierno dado sea considerado y/odeclarado, públicamente, como enemigo peligroso o criminal.

En relación con las sanciones y presiones es otra fase que también podría tomar años; luego de que varios gobiernos, incluido el de los EEUU califican a un gobierno de peligroso o criminal, poniéndose en juego sanciones tanto bilaterales así como de organismos internacionales. Estas últimas prosperarían según la correlación de fuerzas en organismos como la ONU, la OEA y la Comunidad Europea, entre otros.

Las sanciones legales o “morales” tienen por objeto estigmatizar al gobierno al sancionar a algunos de sus representantes o de sus políticas o al excluirlo de ciertos foros. No obstante, las sanciones económicas como tales sí constituyen una forma de debilitar al gobierno enemigo al debilitar su economía, pero  no siempre hay planes de complementarlas con ataques militares.