Venezolano … perseguido sin fin – Por Peter Páez Monzón

Atrás quedó el reconocimiento de las naciones al gentilicio venezolano, de nada vale su historia de brazos abiertos a emigrantes llegados a su tierra, cuando guerras o dictaduras les obligaron a salir de sus países, tampoco el trabajo y aporte al desarrollo de otros pueblos de millones de venezolanos de bien, que en estos tiempos, han huido de la dictadura narco criminal que tiene secuestrado el país desde la llegada de Chávez al poder, hoy, ser venezolano poco a poco se asemeja a ser paria, incluso, hay países que pretenden desconocer su condición de personas, depositándolos en connivencia con otros países en oscuras cárceles, sin procesos judicial alguno, más grave aún, sin esperanzas de poder tener derecho a un proceso judicial, son depositados para su olvido, una práctica que nada tiene que envidiar a la persecución de la dictadura en Venezuela.
En América Latina, con pocas excepciones, medios ideologizados y políticos simpatizantes del ideario promovido por el foro de sao paulo, en colusión con el régimen comunista y criminal venezolano, sirven de eco para demonizar la migración venezolana; fórmula usada para acallar y desviar la atención de la comunidad internacional sobre el problema que representa la dictadura para los países democráticos; al resaltar el gentilicio venezolano como etiqueta de crímenes, ejecutados por delincuentes enviados desde cárceles venezolanas con esa misión, y con la misión de organizar “protestas sociales violentas” para ayudar a sus socios a tomar el poder en sus países. También han servido para perseguir y/o asesinar opositores. Son cómplices conscientes de persecución y xenofobia.
La etiqueta de “venezolano delincuente, cruel y peligroso”, se ha impuesto sobre la cualidad amigable de responsabilidad y trabajo que más del 99% del venezolano emigrante representa, pero, el experimento de manipulación ha funcionado, ha servido a gobernantes sin escrúpulos para concretar negocios corruptos con la dictadura, negocios ocultos tras la discusión de políticas migratorias denigrantes contra los venezolanos, sin importarles su condición ética, ni la protección humanitaria debida como derecho y principio de la responsabilidad humana, ese modelo antiético es un modelo, hoy copiado por la administración de los Estados Unidos de Norteamérica bajo la presidencia de Trump, molduras de oro en la casa blanca resaltan su objetivo: el negocio…
La persecución a los emigrantes desatada en Estados Unidos contra los emigrantes latinoamericanos, contra los venezolanos de manera especial, es triste, no solo por la traición que representa ante el mayoritario apoyo recibido por Trump de la comunidad venezolana, cuya expresión hace la diferencia en la cámara de representantes de ese país, también y es triste, porque esa persecución irracional contra los venezolanos, busca eliminar todo sustento legal que pudiera permitir su permanencia en suelo estadounidense, expulsando a la gran mayoría (permanecerán aquellos que han llevado riqueza sustraída a Venezuela en los años de dictadura como inmigrante inversor) .
Esta política migratoria lamentable, cínica e injusta, discrimina un pueblo perseguido, obligado a huir de su país en búsqueda de un lugar que llamar hogar en un país que ha sido modelo de libertad; esta persecución asume visos de cacería, pues, incluso es perseguido al acudir al cumplimiento de sus citas de asilo, cumpliendo de las ordenes administrativas y/o judiciales de sus procesos migratorios, violando el derecho al debido proceso que asiste a todo ser humano en un país de derecho y justicia, pero también es una política que desconoce leyes, estatutos y la Constitución Norteamericana, así como el principio de separación de poderes del sistema democrático, en fin, una persecución que atenta contra los principios fundacionales de la nación estadounidense al desconocer la libertad, igualdad y la justicia como bases de su sistema político jurídico, lo que mina las bases de la unión, y abona subrepticiamente su disolución.
En lo moral, es una política que desconoce al ser humano, pues refleja un desdén de la administración por el hombre y la justicia, no valora el bien al momento de desconocer conscientemente el cumplimiento del orden jurídico, y esa persecución furiosa contra el emigrante, el emigrante venezolano, entre otros, que han cumplido las normas y estatutos legales para permanecer en los Estados Unidos aportando su sudor, trabajo, alegrías, tristezas e integrándose en la comunidad, algunos ya con hijos nacidos en ese país, al ser expulsados de esta manera, sufren el robo de su vida y del tiempo entregado al país, destrozando esas vidas y sus futuros.
Hoy, la condición del emigrante venezolano es más preocupante; pues, usados como pelota de ping pong entre el régimen narco criminal venezolano y el gobierno de los EEUU, se encuentra también abandonado por la presidencia electa el 28J, no solo por su omisión de asumir su cargo para poder exigir y proteger, con autoridad, al emigrante venezolano frente a la comunidad internacional, también por su ausencia ante el problema, más allá de las declaraciones pintorescas para no enojar al gigante extraviado del norte.
Este abandono, plantea, ante la particular persecución en los Estados Unidos, que podría ser replicada en otros países, la necesidad de organización de la migración venezolana distribuida por el mundo, para hacer presencia en las redes sociales, y generar opinión ante la injusta persecución desatada por Trump contra el gentilicio venezolano, sin dejar de recordar que en Venezuela está la causa en un régimen criminal.
El emigrante venezolano en los Estados Unidos, tiene la tarea de organizarse para construir su defensa e integración, sin violencia; es la argumentación y su trabajo lo que construirá una imagen que sustente su permanencia y respeto ante la nación estadounidense, es el método de no confrontación el que desarmará el discurso agresivo de Trump, y evitará su uso por parte de aquellos que buscan la violencia para abonar la división entre izquierda y derecha, con la cual se desmonta la democracia, hay que dar movimiento al pensamiento y conectividad con la sociedad desde lo funcional y utilidad de las ideas y políticas.
Llamamos también la atención a la nación estadounidense, para que tenga presente, que Venezuela ha vivido ya la experiencia de transitar de una democracia al autoritarismo, el desconocimiento de leyes y de la constitución mediante interpretaciones sutiles, es una ruta para que el miedo a la fuerza del poder se imponga en políticos y jueces, instaurando la autocracia como sistema, un método en el cual, se resalta la identidad sobre las diferencias haciendo inviables la convivencia social, facilitando el autoritarismo que configura poco a poco un estado feudal, donde el vasallaje se instaura y el poder se reparte según lealtad personal, prevaleciendo el terror y el autoritarismo sin ley.
Dios Salve a los venezolanos, Dios salve América.
@PeterPaézMonzón