COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR

RECOGERSE CON VALENTÍA A MEDITAR: Sea nuestro afán y desvelo por aquí abajo, hacer la voluntad del Padre y rehacernos cooperantes, con el plan divino. Esto requiere valor, en el combate, de uno consigo mismo; acción y reacción con la ayuda angelical, para no caer en la tentación. Pongámonos en las Omnipotentes manos, con pasión filial, y entraremos en la enternecedora savia de lo eterno.

I.- PEDID Y SE OS DARÁ:

PORQUE LA ALEGRÍA VIENE DE LA CONVERSIÓN

Somos penitentes en continuo pesar,

desprovistos de asistencia poderosa,

para poder identificar los aguijones, 

que nos distancian y nos pervierten,

hundiéndonos en nuestras miserias.

Necesitamos pedir y reconocernos,  

sentirnos gozosos y hallarnos bien,

concebirnos cándidos y propagarlo,

percibirnos y apercibirnos limpios, 

para vivir la verdadera satisfacción.

Vuelva a nosotros el espíritu orante,

la alegría de la transformación viva,

el júbilo de ser amor cada amanecer,

para habitar acompañado por Cristo, 

con la fe en el perdón y en su gracia.

II.- BUSCAD Y HALLARÉIS:

PORQUE NUESTRO LATIR ESTÁ HECHO PARA EL GOZO

Uno indaga en su propio ser a diario,

se deja explorar en lo más profundo,

y es como se reencuentra suplicante,

con voluntad de crecer interiormente,

y de multiplicarse corazón a corazón.

En el Altísimo está la fuente del sol,

y el pulso alcanza la pausa gloriosa;

a poco que se afane el beato aliento,

en colmarnos de afecto mar adentro,

para hallarnos en calma y querernos.

Somos esa poesía divina alborozada,

placentera, que rebusca fraternizarse;

únicamente debe invocar el desvelo,

de regresar al paraíso de lo cósmico,

y de ingresar en su armónica esfera.

III.- LLAMAD Y SE OS ABRIRÁ:

PORQUE EL CREADOR ES EL ORIGEN DEL FERVOR

Jesús apela a la fuerza de la oración,

no acaba el día sin nombrar al Padre,

recurre constantemente a la llamada,

pide sin cesar por el don consagrado,

por el justo decoro que nos concurre.

El entusiasmo devoto es un encanto, 

nos instruye y nos restituye el alma,

nos reaviva y nos aviva los andares,

nos muestra la senda y el horizonte,

indicándonos que la vida es bondad.

Con la cruz todo se clarea y se aclara,

abriéndose todas las puertas celestes,

cerrándose y cercando las desdichas;

pues una plegaria constante ocasiona,

una versión e inversión esplendorosa.

Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net