Destitución de Boluarte: quiénes son los otros presidentes cesados en Perú y dónde están ahora

Por Ángela Reyes Haczek, CNN en Español
CNN Español —
La destituida presidenta Dina Boluarte se unió este jueves a la lista de mandatarios que en los últimos años no culminaron el período en Perú, un país caracterizado por la inestabilidad política y que tambíen cuenta con varios expresidentes condenados.
Boluarte, reemplazada por el congresista José Jerí, arrastraba desde hace meses una bajísima aprobación, cercana al margen de error, según sondeos de opinión. Dejó el cargo en medio de protestas sociales por una ola de violencia y extorsiones que sacude al país, pero además se enfrenta a una serie de investigaciones a manos de la Fiscalía.
Como fichas de dominó
El origen de la sucesión de crisis políticas de Perú —Jerí se convirtió en el séptimo presidente en solo siete años— se fija a menudo en a la presidencia de Alberto Fujimori, destituido en 2000 tras un escándalo en el que estaba implicado su jefe de inteligencia y condenado por cargos de corrupción, malversación de fondos y violaciones de los derechos humanos por hechos que incluyeron la autorización de un escuadrón de la muerte.
Desde entonces, las carreras políticas de la mayoría de los sucesores de Fujimori también han acabado en desgracia.
Alejandro Toledo (2001-2006), el primer hombre elegido presidente después de Fujimori, fue condenado el año pasado a más de 20 años de prisión por recibir millonarios sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, en un escándalo que ha manchado a las élites políticas de toda América Latina.
Alan García (2006-2011) se suicidó en 2019, el día en que fiscales y policías iban a detenerlo en el marco de una investigación también vinculada a Odebrecht.
Ollanta Humala (2011-2016) fue condenado en abril por un tribunal de primera instancia a 15 años de prisión por recibir aportes ilícitos de campaña de Odebrecht y del gobierno venezolano. Es el último mandatario peruano en haber culminado su período presidencial.
Cinco mandatos inconclusos
Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) dimitió tras dos años en el poder después de quedar envuelto en las tentáculos del escándalo Odebrecht cuando salieron a la luz acusaciones de lavado de dinero. Hoy se encuentra bajo arresto domiciliario mientras continúa un juicio en su contra.
Martín Vizcarra (2018-2020) disolvió el Congreso al año siguiente de llegar al poder. Tampoco terminó su mandato: fue destituido por el Congreso por “incapacidad moral” tras ser acusado de recibir sobornos durante su etapa como gobernador. Pasó tres semanas en prisión preventiva y salió en septiembre, mientras continúa un juicio por presuntos sobornos durante su época de gobernador de Moquegua.
Manuel Merino (2020) era el titular del Congreso y asumió el cargo tras la vacancia a Vizcarra, tal como lo hizo ahora Jerí. Duró apenas cinco días en el puesto, en medio de masivas protestas. Fue reemplazado por Francisco Sagasti, quien completó el período de transición hasta 2021. El Congreso archivó en 2022 una denuncia constitucional en su contra por la represión contra los manifestantes, que dejó dos muertos.
Pedro Castillo (2021-2022), maestro rural y dirigente sindical, era relativamente desconocido cuando ganó las elecciones tras un breve periodo de dos presidentes interinos, uno de los cuales dimitió en menos de una semana. Fue detenido por presunto delito de rebelión y destituido por el Congreso tras intentar disolverlo y establecer un gobierno de emergencia.

Pedro Castillo en la ONU, el 21 de septiembre de 2021. Pool/Getty Images
Dina Boluarte (2022-2025), asumió el cargo como vicepresidenta de Castillo. La más grave de las acusaciones que enfrenta se refiere a la muerte de más de 60 personas durante la represión por parte de las fuerzas de seguridad del Gobierno de las protestas que siguieron a la destitución de Castillo. Las más estridentes incluyen acusaciones de que aceptó relojes Rolex y otras joyas como soborno, que transportó a un político fugitivo en un vehículo presidencial y que abandonó su cargo para someterse a una intervención quirúrgica de nariz. El Ministerio Público informó este viernes que solicitó el impedimento de salida del país de Boluarte por 18 y 36 meses, por dos investigaciones abiertas.
Todos los acusados y condenados han rechazado las acusaciones en su contra.
¿Cuándo empezaron a ir mal las cosas?
Muchos expertos señalan la asunción de Fujimori en 1990 como un momento clave del proceso. Entonces el país, que había vivido la década de 1970 bajo una dictadura militar, volvió a estar en control de un Gobierno autoritario.
Fujimori, hijo de inmigrantes japoneses y presentador de un programa de televisión centrado en el medio ambiente, empezó su Gobierno de manera democrática, ganando las elecciones con una campaña a favor del cambio en un momento de crisis económica y derrotando a una coalición de derechas liderada por Mario Vargas Llosa, quien años después ganaría el premio Nobel de Literatura.

El expresidente de Perú Alberto Fujimori el 7 de junio de 1994, en Tokio, Japón. The Asahi Shimbun/Getty Images
También recibió elogios por sus políticas de austeridad conocidas como el “Fujishock”, que frenaron la hiperinflación, así como por su lucha contra el Sendero Luminoso, un grupo terrorista responsable de decenas de miles de muertes.
Sin embargo, pronto surgió su vena autoritaria y, mientras empezaban a arremolinarse las acusaciones de abuso de poder y corrupción, recurrió a sus fuerzas de seguridad para reprimir a sus oponentes.
A los dos años de su triunfo en las urnas, Fujimori dio un “autogolpe” en el que cerró el Congreso y el poder judicial, revisó la Constitución e instauró una dictadura “que demolió los partidos políticos”, según el abogado constitucionalista Luciano López.
“(Para Fujimori) era un antivalor pertenecer a un partido político, un antivalor hacer política”, dijo Aníbal Quiroga, decano de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad César Vallejo.
Desde entonces, según Quiroga, los partidos políticos han sido “cambiados permanentemente por movimientos personalistas, populistas, improvisados”.
Para las próximas elecciones del país, previstas para abril de 2026, hay 43 candidatos inscritos para optar a la presidencia, decenas de los cuales no cuentan con el apoyo de las estructuras partidarias tradicionales. Como dice Quiroga, “lo que más produce Perú después del café son candidatos presidenciales”.
El Congreso vs. la Presidencia
El constitucionalista López señala otro legado que data de la época de Fujimori como factor de inestabilidad: la Constitución posterior a su autogolpe, de carácter presidencialista pero que otorgaba al Congreso ciertos mecanismos de control político.
El problema en el balance de poderes quedó en evidencia en 2017, cuando el Congreso —que por primera vez tenía mayoría opositora— hizo caer al entonces presidente Kuczynski. Desde entonces, a los presidentes les resulta más difícil mantenerse en el poder.

El expresidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, en una la audiencia en la Corte Nacional de Apelaciones del Perú en Lima el 15 de abril de 2019. LUKA GONZALES/AFP/AFP via Getty Images
Otro factor amplifica el problema: el actual Congreso ha modificado varios artículos de la Constitución, según López, aumentando el desequilibrio de poder y dejando un Congreso “todopoderoso”.
López teme que esto esté creando problemas para el futuro. Si un presidente gana las elecciones, pero no tiene el respaldo del Congreso para gobernar, ¿qué hará? “Sinceramente espero equivocarme, pero estamos muy expuestos a un nuevo 5 de abril de 1992”, dice, refiriéndose al día del autogolpe de Fujimori.
“La prisión de los presidentes”
Tal vez no haya mayor símbolo de la maldición que la prisión de Barbadillo en Lima, conocida popularmente en Perú como la “cárcel de los presidentes”, que en su día albergó a Fujimori, a Humala y donde están dos de los líderes que le sucedieron: Toledo y Castillo.

Fotografía del penal de Barbadillo. EFE/ Luis Ángel Gonzales
Sin embargo, algunos expertos advierten del peligro de considerar los problemas de corrupción de Perú —que ocupa el puesto 127 de 180 en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional— solo a través de la lente de sus expresidentes caídos en desgracia.
Como señala Quiroga, si bien ha habido casos de corrupción presidencial, también ha habido casos de “lawfare”, dice, una práctica que puede definirse como el “uso y el abuso de procedimientos judiciales, o del sistema jurídico en general, con fines y objetivos políticos, a menudo con el objetivo de eliminar, dañar o deslegitimar a un adversario”.
Mientras tanto, el exprocurador y expresidente de Transparencia Internacional José Ugaz señala que la lista de presidencias malditas puede mostrar que Perú es “parte de un club de países vergonzosamente atravesados por la corrupción”, pero también muestra que ha sido capaz de “sentar en el banquillo de los acusados a siete expresidentes”.
Con información de Jimena de la Quintana, Angélica Franganillo Díaz e Hira Humayun, de CNN.