Para acabar con el Rentismo y la Guerra Económica: “El Petro” – Por Alejandro J. Delgado R.
En un país con tantas dificultades para realizar un pago digital, con una inflación tan alta, donde todos los días salen a la calle nuevos billetes y los problemas para conseguirlo son cada vez mayores, nace el Petro. Esta “criptomoneda” ha sido la propuesta del gobierno para hacer frente a las sanciones impuestas por Estados Unidos e impulsar la economía. Para variar, está respaldada en petróleo, así que seguimos apostando todas nuestras fichas a la volatilidad del crudo.
Dejando, por un momento, los problemas de fondo de la economía, como las fallas en el sistema eléctrico y el internet, dos aspectos vitales en el funcionamiento de una criptomoneda, el Petro ha presentado múltiples problemas de forma que ya condenan su éxito. En este sentido, la plataforma criptonoticias.com utiliza un método bastante simple para el análisis de las Ofertas Iniciales de Criptomonedas (ICO), denominado “4C”. El objetivo es que los interesados puedan analizar los proyectos por su propia cuenta, a través de la evaluación de cuatro elementos fundamentales de una ICO, Concepto, Criptoactivo, Código y Comunidad. Podemos entonces, sin necesidad de tener un manejo profundo de la estructura detrás del funcionamiento de estas monedas, hacer el ejercicio de utilizar las “4C” para evaluar al Petro como criptomoneda.
El Concepto del Petro es poco claro, su concepción lo es también. Desde diciembre de 2017, cuando fue anunciado, no han dejado de circular rumores a su alrededor, algo normal ante los pocos detalles que se conocen. De hecho, su propio White Paper, el libro original que describe la criptomoneda y su funcionamiento, ha sido modificado en varias oportunidades desde su origen, incluso el mismo día de su publicación.
Todos los aspectos negativos del Petro se desprenden de la poca claridad en su estructura. El respaldo del Criptoactivo es muy importante porque determina la variación de su valor en el futuro. En este caso, es el petróleo, es decir, el precio de un barril, expresado en yuanes o dólares. Este puede ser adquirido en moneda extranjera, pero sería cambiado por bolívares, a una tasa que aún no está precisada, lo que diluye cualquier interés por parte de posibles compradores. Igualmente, La oferta inicial de Petros, en principio es limitada, pero tal y como se ha reiterado, podría ser minada y la cantidad de monedas alterada. En este caso, ya todos sabemos como termina la historia, en el país con la inflación más alta del mundo, con un gobierno que imprime billetes de dos conos monetarios al mismo tiempo.
En cuanto al Código del Petro, tampoco se tienen certezas. La compañía de Blockchain detrás de su estructura ha variado. El gobierno anunció que trabajaría con la plataforma Ethereum y posteriormente cambió a NEM. Asimismo, reportó que había concretado un acuerdo con Aerotrading, una supuesta empresa de Blockchain de la que poco se sabe.
Por último, lo más importante, la Comunidad. Las personas detrás del Petro son los miembros del gobierno de Venezuela. No hace falta analizar demasiado al respecto. El gobierno emite la oferta inicial de Petros, él mismo la compra, él mismo emite deuda con estos y actuará como intermediario en todo el proceso. El hecho no es que el Petro sea centralizado (muchas empresas privadas tienen su propia criptomoneda), en realidad es que hay evidencias, en todos los sectores de la economía, en los que el gobierno, como eje central, ha fracasado.
El Petro carece entonces de transparencia, claridad y sobre todo confianza. El éxito de toda criptomoneda se basa en ello. Que el Petro funcione o no, dependerá de los compradores, es decir, del mercado, y no de los “bombos y platillos” detrás de los anuncios gubernamentales. Por ahora no parece haber una demanda real hacia el Petro, dentro o fuera del país, sin embargo, ya existirá alguna forma de instalarlo en la economía venezolana, y no será a través de la confianza del mercado.
En medio de una economía prácticamente en default, y con los administradores menos ideales detrás del Petro, no sería lógico invertir en este tipo de iniciativas dudosas, y mucho menos a cambio de bolívares.
*Estudiante del Noveno Semestre de Economía en la FACES-ULA
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