Europa Vista desde Latinoamerica – Daniel Molina
Hoy haremos un ejercicio. Tomemos un número considerable de libros de cocina europeos y suprimamos de sus recetas los ingredientes de proveniencia americana, como la papa, el cacao (que conlleva el chocolate), la vainilla, el tomate, el pavo o pisco, el maní, la lechosa o papaya, el aguacate, la piña, la parchita y cualquier otro originario de nuestro continente.
¿Que quedaría?
Si devolviéramos los recetarios a los cocineros y cocineras, después de haberlos expurgado de la manera dicha, ¿que harían?
Los nórdicos se verían privados de sus imprescindibles pommes de terre, kartoffeln, potatoes, o como quiera que se llame a nuestra tuberosa y los meridionales se horrorizarían al no poder preparar sus cotidianas gaudes, polentas y mamaligas, o se irritarían al encontrarse imposibilitados de comer pimentones y de condimentar con pimiento morrón guindilla, peperoncino o paprika.
No hablemos de la ruidosa protesta que se oiría, al encontrarse los habitantes de aquellas comarcas sin tomate y sin chocolate, ni el descalabro que, en la «novele cuisine», produciría la ausencia de nuestras frutas tropicales.
De forma que bastante justificación tendría nuestro defecto de americano-centrismo. Lo cierto es, que si América en todo momento, reconoce la «gran gastronomía de Europa», ¿que hacemos nosotros, queriendo hacer similitudes de su cocina? Hagamos nuestra cocina, respetando técnicas foráneas, eso sí, plasmando nuestra propia historia, en cada uno de nuestros platos… Texto tomado del Maestro José Rafael Lovera.