Venezuela y su legado en el mundo: Andrés Bello – Por Dip. Omar Ávila

Dip. Omar Ávila – dip.omaravila@gmail.com ‘ www.unidadvisionvzla.blogspot.com
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En el artículo anterior, hice referencia a Simón Rodríguez, un maestro visionario que desde el exilio dejó un legado invaluable en la educación y el pensamiento social de América Latina. Hoy, continuaré con esta serie -de tres artículos- que busca recuperar el significado profundo de la migración venezolana a través de sus personajes históricos, para recordarnos que detrás de cada migrante hay una historia, un proyecto, y un aporte que muchas veces se invisibiliza o se ignora.
Y pocos ejemplos tan universales y sólidos como el de Andrés Bello, humanista, jurista y pedagogo nacido en Caracas en 1781, que como tantos, debió hacer de su exilio una plataforma de creación, pensamiento y servicio público.
Es referenciado en los anales de la historia, que la vida de Bello se divide en dos grandes etapas fuera de Venezuela: Londres (1810-1829) y Chile (1829-1865). En ambas, su obra intelectual y pública no solo dignificó su origen venezolano, sino que también contribuyó decisivamente al proyecto de construcción cultural, jurídica y educativa de América Latina.
Cuando Andrés Bello llegó a Londres como secretario de la misión diplomática de la Junta de Caracas, América hispana estaba inmersa en sus luchas por la independencia. En ese contexto, Bello no solo cumplió funciones diplomáticas defendiendo los intereses de las nuevas repúblicas, sino que también desplegó una intensa actividad intelectual.
Desde la capital británica, participó en la creación de publicaciones como “Biblioteca Americana” y “Repertorio Americano”, dos espacios fundamentales para la difusión de ideas republicanas, culturales y sociales en los albores de la emancipación. Además, profundizó en estudios de literatura medieval, filosofía y derecho, destacando su análisis del “Poema del Cid” y la composición de su emblemática “Alocución a la Poesía”, obra que plantea una literatura americana con identidad propia.
En 1829, Andrés Bello se estableció definitivamente en Chile, donde su legado alcanzó dimensiones notables. Fue el principal redactor del Código Civil chileno, una obra jurídica de profunda modernidad para su tiempo, que no solo rigió en Chile sino que sirvió de modelo a varios países latinoamericanos.
En el ámbito educativo, fundó y fue el primer rector de la Universidad de Chile, institución desde la cual promovió la enseñanza pública, la formación de profesionales y la construcción de una ciudadanía culta y participativa. Bello entendía la educación como una herramienta para la consolidación republicana, idea que vertebró buena parte de su gestión.
Paralelamente, su labor en el campo lingüístico dejó como legado su “Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos”, una obra fundamental que reafirma la legitimidad y características propias del español hablado en América, en un gesto de afirmación cultural y autonomía lingüística.
La vida de Andrés Bello, al igual que la de Simón Rodríguez, demuestran que el migrante venezolano no es un recién llegado sin historia, sino parte de una larga tradición de figuras, que fuera de su país han sabido contribuir, transformar y dejar una herencia sólida.
Hoy, cuando millones de venezolanos se desplazan por el mundo en busca de oportunidades, estas historias recuerdan que la migración también puede ser oportunidad de aporte, construcción y respeto mutuo. Bello representa ese migrante que, lejos de su tierra, supo dejar su huella en campos tan diversos como el derecho, la filología, la educación y la filosofía política.