El despliegue de Estados Unidos en el Caribe: ¿guerra al narcotráfico o intervención militar en Venezuela?

Se estima que por el Caribe circulan unas 30 toneladas anuales de cocaína con destino a los Estados Unidos y Europa, con un valor de 8.200 millones de dólares
EL DEBATE – Alex Fergusson
No pasó mucho tiempo desde que se tomó, por orden de Trump, la decisión que autoriza el uso de fuerza militar contra los carteles declarados como organizaciones terroristas, particularmente el Cartel de los Soles venezolano, para que se iniciara el despliegue de un impresionante contingente aéreo naval en el Caribe sur, muy cerca de las costas de Venezuela.
Este contingente, que tiene previsto operar durante los próximos 60 días, está conformado por cinco barcos destructores, dos de los cuales ya están operando en el Caribe, desde marzo pasado, y a los que pronto se unirá un portaviones que solo espera la orden de partir.

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Todas ellas son embarcaciones misilísticas de combate anfibio y de transporte de tropas, con un total de unos 4.500 soldados de infantería pertenecientes a la 22º Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina para eventuales desembarcos, la introducción de fuerzas de seguimiento, operaciones especiales y para llevar a cabo una amplia variedad de misiones de contingencia, para lo cual están apertrechados con un importante arsenal de aviones y helicópteros.La dotación aérea incluye una amplia variedad de aviones de combate convencionales, aviones de hélices rotatorias que puede funcionar como helicóptero y como avión de combate; diversos tipos de helicópteros con capacidad para llevar a cabo una amplia gama de operaciones militares y de transporte, lo cual dota a la Fuerza de Tarea Aeroterrestre de infantería, con velocidad y agilidad estratégicas. También incluye aviones de transporte pesado con capacidad de transporte aéreo, estratégico y táctico, y una versión modernizada de aviones Hércules conocidos por su capacidad para operar en pistas cortas, en mal estado y en carreteras, y que puede reabastecerse en vuelo.
Finalmente, cuenta también con aviones de reconocimiento de alta tecnología, para el espionaje electrónico, que operan desde el aeropuerto de Curazao como parte de las Fuerzas Militares norteamericanas acantonadas en ese país. Uno de estos aviones realizó el pasado mes de julio un barrido abajo a altura en un área cercana a las costas venezolanas, como parte de operaciones para detectar embarcaciones rápidas, vuelos ilícitos y narco submarinos, que salen cargados con droga desde Venezuela

Y como si esto fuera poco, también cuentan con drones de diversos tipos, los de posicionamiento satelital y de recopilación de Inteligencia, para ataques de precisión con bombas inteligentes, así como el nuevo dron submarino capaz de operar autónomamente durante meses bajo el agua para detectar a otros submarinos o narcos submarino y también embarcaciones ilícitas sin ser descubierto.
Al respecto, el comandante de la 22º Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina dijo que «el grupo de combate anfibio está listo para servir como la fuerza predilecta de la nación y preparado para responder con decisión a cualquier crisis en apoyo de nuestros intereses nacionales, garantizando que los infantes de marina estén desplegados en primera línea y preparados para responder y proteger los intereses de Seguridad Nacional de Estados Unidos y con capacidad para llevar a cabo una amplia gama de operaciones militares».
Por su parte, el comandante del Escuadrón Anfibio No. 8 señaló que «nuestros combatientes están listos para preservar el estilo de vida estadounidense y asegurar a nuestros aliados y socios, que los acompañamos en su compromiso con la libertad. Nuestros combatientes integrados por la armada y el cuerpo de Infantería de Marina están listos para ejecutar las tareas de la Nación y desplegar un poder de combate rápido y decisivo, sin importar dónde se nos asigne en el complejo entorno global actual».

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Esta misma Unidad Expedicionaria de Marines fue la que participó en la «triste» operación cuyo objetivo fue la invasión de la isla de Granada, en octubre de 1983. Desde entonces ha participado también en numerosas operaciones, como la crisis de Bosnia y Kosovo, en Kuwait durante la operación ‘Tormenta del Desierto’ que liquidó al régimen iraquí, también en Afganistán, en Libia y en Haití, y más recientemente para combatir fuerzas del Estado Islámico en Oriente Medio.
Como se puede apreciar, el tipo y la cantidad de equipos y personal militar que se prepara para esta operación parece desproporcionado si se trata solamente de una operación de combate al narcotráfico. Pareciera, más bien, y según los discursos y reportes conocidos provenientes del Departamento de Defensa norteamericano, que se trata de una operación de doble propósito: escalar en la lucha contra el narcotráfico y generar una amenaza real, que busca crear una situación crítica que facilite el «cambio de régimen» en Venezuela, y posiblemente en Cuba.
El Caribe es importante pues Venezuela tiene unos 2.800 km de costa, un mar territorial de 12 millas náuticas y una Zona Económica exclusiva de 200 millas náuticas, con 1.276 km2 de territorios insulares que le permite tener fronteras con Trinidad y Tobago, Reino Unido (Dominica y Montserrat), Francia (San Vicente y Granadinas, Santa Lucía, Guadalupe y Martinica), Estados Unidos (Puerto Rico e Islas Vírgenes), República Dominicana, Colombia, y Países Bajos (Aruba, Curazao y Bonaire), todos aliados de Norteamérica, lo que representa un total de 5.500 kilómetros de límites marítimos; pero además, se estima que por él circulan unas 30 toneladas anuales de cocaína con destino a los Estados Unidos y Europa y con un valor de 8.200 millones de dólares.

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Por supuesto, no hay manera de predecir a dónde conducirá la situación, incluso, hay espacio para creer, pesimistamente, que esto no resultará en algo más que una bravuconada sin efectos. Pero no hay dudas acerca de la importancia de este despliegue militar, y las preocupaciones que el régimen venezolano, y el cubano deben tener en este momento; pero habría que agregar que, cada vez con más claridad, se percibe un aumento en la capacidad de movilización interna del pueblo venezolano, y el cubano, en respuesta a las crisis económicas que sufren, a la situación de los presos políticos y al incremento de la represión y el control social que esos gobiernos han impuesto.
En todo caso debemos estar preparados para las «sorpresas», pues las agresivas acciones de la Administración Trump, y las que vendrán, unidas a la creciente voluntad de lucha de nuestro pueblo, podrían dar frutos muy pronto.