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ESTUDIAR EN MÉRIDA!.. En mi época, hablo por mi experiencia

Estudiar en Mérida era toda una experiencia, era casi religiosa. Era única e inigualable. Era estudiar en una ciudad-universidad o en una universidad-ciudad.

Allí, toda la vitalidad giraba en torno a la actividad universitaria, alrededor de la actividad académica, en fin era juventud, herramientas de estudios de cada carrera, era un ir y venir, era escuchar «bachi le limpio los zapatos?» «Bachi qué hora es?«.

Era un tropel, era una amalgama de sonrisas, de nervios, de angustias, de comerse las uñas ante la cercanía del examen, eran las serenatas de músicos y compositores muchos desconocidos hasta ahora y otros ya famosos. Era la pícara mirada, era el desencanto por la reprobación de un examen o la alegría, por todo lo contrario.

Era la protesta ante la injusticia, y era la injusticia ante la protesta.

Mérida y su universidad, era la esperanza, era soñar bajo la lluvia, como casi siempre ocurre, o bajo las estrellas de un cielo, que al amanecer, por su limpieza, nos brindaba unas encantadoras montañas, que nos hacian suspirar con tanta belleza.

Mérida es su Plaza Bolivar, su catedral, su Pico Espejo, sus Chorros de Milla, sus calles en subida o en bajada, es esa mezcla de acentos, incluso, es discusión acerca de si las caraotas llevan azúcar o no.

Mérida y su universidad o la Universidad y Mérida, era un fin de curso y caravanas por todos lados «se gradúan los médicos», «hoy terminaron los abogados» . «Era la caravana de los ingenieros», «Terminaron los economistas».

Era una mágica experiencia, era el rostro de tantos y tantos jóvenes de Sucre, Anzoategui, Zulia, Trujillo, Barinas, Bolívar, Carabobo, Aragua, Apure, Táchira, los Llanos,.. era la cara de la ilusión, porque la carrera ha culminado y la alegría no cabe en el pecho, pero a la vez, era tristeza cuando empezabamos a despedirnos de la ciudad y de la Universidad.

Es que era un todo. Hablar de Mérida es hablar de la universidad y viceversa. Es una combinación perfecta de academia, ilusión y realizaciones.

Cuando veo imágenes de mi amada ciudad y mi universidad, mi memoria vuelve a recorrer los pasillos universitarios y vislumbro las calles llenas de esperanza.

Sé lo que ocurre con la Universidad venezolana y la Universidad de Los Andes no es la de menos, pero tengo la FE que volveremos a ser lo que fuimos.

Viva la U, viva la U, viva la Universidad!!

JDG.-