Cómo controlar la ira (10 técnicas efectivas)
Edith Gomez
Aunque todos podemos pasar por momentos difíciles, existen formas para poder superarlos. En este mismo sentido, vale destacar que es necesario aprender a gestionar nuestras emociones para vivir momentos realmente de plenitud, lo cual implica también el poder controlar la ira.
Es cierto que algunas veces todas las personas somos susceptibles a sentir enojo, sin embargo, esto se convierte en un problema cuando ocurre de manera frecuente. Si has sentido que estás padeciendo esto, entonces es mejor que continúes leyendo.
Una persona que se encuentra bajo efectos de la rabia puede llegar a causar daños irreversibles a otras personas, así como también a sí mismo. Pues, son muchos los estudios que han informado sobre las probabilidades de sufrir enfermedades físicas, como por ejemplo del corazón.
Además, quienes padecen ira frecuentemente también pueden llegar a experimentar problemas digestivos, de estrés, dolores de cabeza, dificultad para dormir, gastritis, entre otros. Por ello, es crucial que todos aprendamos a manejar nuestras emociones, a fin de mantenernos saludables y evitar hacer cosas de las que luego podríamos arrepentirnos.
Entiendo la ira
La ira es un tipo de emoción que puede presentarse en distintas intensidades, dependiendo de la persona y su temperamento. Cuando se presenta de forma moderada va acompañada de un mal rato, y cuando se intensifica la persona puede sentir cólera.
Quienes sienten ira pueden también experimentar que su presión sanguínea va en aumento, así como también la respiración cambia, llegando a segregar cortisol y adrenalina, lo cual es verdaderamente perjudicial para el organismo.
La manera a través de la cual se manifiesta la ira es por medio de comportamientos agresivos, llegando incluso a vivir episodios en los que la violencia está presente.
Sentir molestia no siempre es malo, pues nos ayuda a sobrevivir. De hecho, la Asociación Americana de Psicología ha informado que esta es un tipo de respuesta ante una posible amenaza. Sin embargo, cuando se llega al extremo de hacernos daños a nosotros mismos, entonces es necesario aprender a controlarla.
El origen de la ira
Los motivos que desencadenan la ira son diversos, como por ejemplo el sentir envidia, temor, inseguridades, entre otros. De igual modo, esta puede surgir cuando no sabemos cómo hacer frente a una situación en específico, y en la cual nos sintamos agredidos u ofendidos por otras personas.
Asimismo, la ira puede ser una respuesta cuando nos encontramos viviendo circunstancias que nos impidan lograr nuestros propósitos. Es decir, cada una de las emociones que sentimos tienen un motivo, pero es necesario que cuando estas constituyan una amenaza las sepamos controlar.
Otro de los momentos en los cuales puede aparecer la ira es cuando experimentamos frustración por no poder realizar alguna tarea. Este desenfado se exterioriza cuando se actúa de manera violenta.
Técnicas para manejar la ira
- Terapias relajantes: a fin de disminuir la presión causada por la rabia. Practicar la relajación también puede ayudarte a controlar esos pensamientos desestabilizadores que provocan más ira. Algunas de estas terapias pueden ser el tai chi, o el yoga. También se recomienda que cuando aparezca este tipo de emociones se cierren los ojos, se hagan respiraciones lentas tratando de colocar la mente en blanco, o pensando algo que sea positivo.
- Actividades físicas: las cuales son excelentes para encontrar un punto de equilibrio entre la rabia y el malestar que esta ocasiona. No es necesario ser un deportista especializado, sólo basta salir de casa y drenar la energía negativa. Puedes correr, trotar o simplemente caminar. Si prefieres algo más profesional, entonces puedes apuntarte a clases de taekwondo, judo, kickboxing, entre otras. La bicicleta también genera efectos terapéuticos positivos. Si sientes que la ira saldrá de tu control, entonces ve de inmediato y sumérgete en la práctica que hayas escogido y verás cómo esta va disminuyendo.
- Busca el motivo que la ha ocasionado: conocer lo que ha originado la rabia puede ayudar a disminuirla, en la medida que tratamos de pensar en esa situación o persona de manera calmada. Cuando le damos otro enfoque, todo el panorama tiende a cambiar. Tal vez, todo ese malestar disminuya si hablas sobre el tema con la persona que sientes que te ha ofendido. Algo importante durante este proceso de crecimiento personal es tener presente que todas las situaciones, por difíciles que parezcan, siempre tienen una solución. Si se trata de algo que no puedes cambiar, entonces no derroches tus esfuerzos en ello, sólo aprende a relajare, y si tú piensas que realmente puedes hacer algo, entonces enfócate en cambiarlo de forma positiva.
- Cambia los pensamientos: especialmente los negativos, y aprende a sustituirlos por su contrario, es decir, por otros positivos. Por ejemplo, si piensas: “me molesta que las personas lleguen tarde”, entonces piensa: “no puedo hacer nada, es el estilo de vida de otros, simplemente voy a sentir serenidad”. Los pensamientos que son positivos tienen buenos efectos en nuestro estado de ánimo, y sin duda alguna, nos ayudan a sentir bienestar.
- Cambia tu manera de expresarte: pues, también pudiese ocurrir que los malentendidos se generen porque no te estás expresando de la mejor manera. Pregunta a la otra persona, de manera gentil, si ha comprendido lo que has dicho. Pues, al mejorar la manera en la cual nos comunicamos, también puede mejorar la calidad de nuestras relaciones. Así que antes de culpar, mejor examínate de manera sincera.
- Toma un descanso: esto es necesario hacerlo de vez en cuando, ya que nos ayuda a desprendernos de esas situaciones estresantes que nos hacen sentir malestar. Si es posible, toma un fin de semana para ir a la piscina o a caminar a la orilla de una playa. Muchas veces la solución está en dejar los problemas de lado y reponernos nosotros mismos. Descansar también nos permite alejarnos de las cosas que nos causan rabia. Busca un lugar en el cual los factores que te hacen sentir ira estén fuera de tu alcance y establece contacto con un entorno saludable -mejor si es natural-, y sobre todo contigo mismo.
- No esperes al último momento: para poder expresar lo que sientes, ya que esto sólo hace que la ira no pueda ser drenada y corres el riesgo de estallar cuando menos lo pienses. Cuando sientas rabia ve a caminar, o habla de manera asertiva sobre lo que piensas. Hablar con un amigo, o una persona de confianza, muchas veces es la mejor solución. Luego de una buena conversación y de reír un poco, las cosas cambian.
- Aprende las lecciones: no siempre se trata de ganar, sino también de saber perder y de ver el aprendizaje que nos deja cada situación que vivimos. No pienses que de cada situación debes ser un ganador, porque la verdad las relaciones no funcionan así. No siempre podemos triunfar en todo lo que queramos, muchas veces debemos aprender la lección y esperar otra oportunidad. Deja de sentir frustración y trata de ver que lo más importante es tener buenas relaciones con otras personas.
- Duerme bien: pues, esto te permitirá descansar y tener un buen ánimo. Cuando nos hemos dormido la cantidad de horas que el cuerpo requiere, podemos llegar a sentir mal humor. Con la mente despejada siempre es más fácil analizar lo que nos sucede. Descansar nos permite ver con mayor claridad las situaciones que vivimos, así como también nos permite tener un mejor dominio sobre nuestras emociones.
- Evade aquello que te molesta: si sientes que no puedes controlar la ira de manera fácil, entonces trata de permanecer lejos de las situaciones, e incluso personas, que te hagan sentir rabia. Hay personas que sencillamente son irritantes, que tienen problemas y ameritan ser atendidas por especialistas. En este caso, lo mejor es evadirlas y evitar vivir situaciones desagradables.
Con la puesta en práctica de estos consejos estamos seguros que será mucho más fácil el poder controlar tus ataques de ira. Sobre todo, recuerda siempre respirar lento, pues, siempre funciona.
Si observas que la situación escapa de tus manos o que no es fácil para ti controlar la rabia, entonces acude por ayuda con un psicólogo, siempre es tiempo para empezar a ser mejores personas.