Con nuevas rutas transfronterizas, los narcos se fortalecen en el Catatumbo

Testimonios recogidos en la frontera apuntan a que el ELN está desterrando a las familias que tienen fincas a orillas del río Catatumbo, colindantes con Venezuela, para quedarse con esos predios y así disponer de varios puntos de carga y descarga de la cocaína que envían hacia el exterior.
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Los 1.375 kilos de cocaína de alta pureza decomisados en abril pasado en El Carmen y Cúcuta, en Norte de Santander, son un indicio de que las “máquinas” del narcotráfico volvieron a trabajar a toda marcha después de un bajón de actividad y precios que duró cerca de tres años.
Ambos municipios están en zonas limítrofes por las que pasan importantes rutas del narcotráfico que sale desde el Catatumbo, la segunda zona del país con más siembras de hoja de coca y producción de cocaína, según datos del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC). El Carmen colinda con el sur del departamento del Cesar, y Cúcuta, la capital de Norte de Santander, está en la frontera con Venezuela.
La incautación se produjo en dos operaciones contra el narcotráfico ejecutadas por la Policía, el Ejército y la Fiscalía General de la Nación, y, según una fuente de inteligencia, en una de ellas murió uno de los conductores tras no obedecer la orden de pare que le dio un grupo de militares. La droga era transportada en caletas que les adaptaron a dos camiones y una volqueta y tenía como destino un puerto marítimo desde donde la llevarían a Estados Unidos, México o Europa.
Un decomiso de este tamaño podría ser habitual en los puertos marítimos del Caribe o del Pacífico por el lado colombiano. Pero no en estas zonas, donde las incautaciones de droga se dan a menor escala. “Que se den dos incautaciones de esa magnitud es algo muy raro. Acá los narcotraficantes no acostumbran a arriesgarse tanto, muchos prefieren mover pequeñas cantidades y de manera constante, porque es más seguro. Cuando sacan esas grandes cantidades, lo hacen por la frontera con Venezuela y porque están confiados de que van a ‘coronar’”. Así lo asegura anónimamente un líder social a #LaHoraDeVenezuela.

La verdad detrás de estas incautaciones marca un viraje digno de analizar. Según fuentes de inteligencia, los dos cargamentos revelan que en el Catatumbo, además de la reactivación de las “máquinas” del narcotráfico, los grandes carteles volvieron a esa zona. “Retornó la temporada alta de la cocaína catatumbera”, señala un campesino cocalero, cuando se le pregunta si es cierto que la reciente crisis económica se había acabado.
Y es que desde finales de 2021, el narcotráfico en el Catatumbo se había frenado a tal punto que hubo un estancamiento en la producción. Las grandes cantidades de base de coca y de cocaína se mermaron a raíz de que carteles mexicanos como Jalisco Nueva Generación y Sinaloa decidieron comprar el alcaloide en el sur de Colombia, por su gran calidad. A esto se le sumaron varias acciones de las autoridades venezolanas al destruir un gran número de pistas clandestinas para el aterrizaje y despegue de aviones que iban y venían de diferentes puntos del Caribe. Estas pistas estaban ubicadas en diferentes puntos del estado Zulia.

A pesar de esto, la región del Catatumbo colombiano, conformada por 11 municipios con 373.000 habitantes y más de 43.000 hectáreas sembradas con cultivos ilícitos, no dejó de producir las drogas. Anualmente, según las mediciones del SIMCI, serían procesadas como mínimo 300 toneladas de cocaína por las redes de los narcos y los grupos armados ilegales que controlan toda la cadena de la producción.
Precisamente, el control de esa economía ilegal es lo que ha llevado a que desde hace seis meses se esté dando una guerra entre el ELN y la disidencia del Frente 33 de las FARC, que ha dejado más de 150 muertos, miles de desplazados y daños irreparables en la población civil. Estos dos grupos saben muy bien que el ganador se quedará con miles de millones de dólares que ingresan al Catatumbo por cuenta del narcotráfico.
Pero esa pelea a muerte entre las dos organizaciones ilegales no frenó la producción de base de coca y cocaína; por el contrario, la reactivó a gran escala y se mantiene, “porque ninguna autoridad se arriesga a meterse a hacer alguna acción. Los artefactos explosivos no convencionales que están usando esos grupos, como los drones, son una gran amenaza para todo el mundo”, comenta la fuente de inteligencia.
Las rutas de la mafia
¿Pero cómo logran salir todas esas toneladas de cocaína del Catatumbo hacia diferentes destinos bajo la mirada inerte de las autoridades? Esa es la gran pregunta, cuya respuesta no es clara.
Fuentes de inteligencia de la Fiscalía y la Policía Nacional de Colombia le dicen a #LaHoraDeVenezuela que es por la frontera con Venezuela por donde salen los grandes cargamentos de cocaína con rumbo especialmente a islas como Haití, República Dominicana, Puerto Rico, Bahamas o Cuba, para luego ser embarcados hacia México, Estados Unidos, Europa o Asia.
Parte de la explicación está en el dominio que ejercen los grupos armados ilegales en la zona. “Cuando ya tienen lista la droga en los laboratorios, la sacan de dos formas; una de ellas es por el río Catatumbo que desemboca en el lago de Maracaibo en Venezuela. Cargan las canoas o chalupas con varios costales llenos de panelas de cocaína y arrancan la travesía. Los transportadores conocen palmo a palmo cómo moverse por ese afluente y a quiénes les deben pagar para llegar a su destino”, afirma una fuente de la región del Catatumbo, que teme por su seguridad.
Añade: “Como el viaje es muy largo y riesgoso por los constantes enfrentamientos entre ELN y disidencia, deciden parar en algunas fincas que colindan con el río Catatumbo, bien sea para esperar algún movimiento de los grupos ilegales o para echar combustible. Ya cuando saben que todo el recorrido está asegurado, siguen su rumbo sin ningún problema para llegar al punto marítimo donde los esperan para la entrega de la mercancía. En esa ruta autoridades venezolanas también reciben su pago”.
Otra fuente campesina de esa zona cocalera manifiesta que esa ruta está siendo muy segura especialmente para el ELN, que estaría obligando a muchas familias con fincas a orillas del río Catatumbo a vender o a desplazarse, pues, así, llevan a su gente a vivir en ellas y a cambio le ordenan recibir esos cargamentos de drogas y atender a los que van en las canoas. Así la mercancía va segura.
“Del corregimiento La Gabarra, de Tibú, hasta llegar al límite con Venezuela es un tramo que ya controla el ELN y ahí ya se ha visto y escuchado que muchos campesinos debieron salir porque los amenazaron; cuando se entra a territorio del país vecino, aunque hay un punto de control de las autoridades de allá, esa guerrilla es la que manda, porque es la que se encarga de darles el dinero a los efectivos venezolanos”, comenta otro habitante de la zona.
Una vez están dentro de Venezuela, las embarcaciones llegan a un punto del lago de Maracaibo en el que descargan la droga; a partir de ahí comienzan a moverla en lanchas go fast hacia las islas del Caribe o montan el alcaloide en algunos buques que salen con diferentes destinos. Todo está arreglado.
Al otro lado de la frontera, muy cerca de Tibú, está Casigua El Cubo, una población con fuerte presencia del ELN, donde, según habitantes, se cierran muchos negocios de narcotráfico. Gente consultada en esa zona asegura que allí llegan representantes de carteles de drogas que se sientan a cuadrar los ‘contratos’ para producir cocaína. Algunos en voz baja sostienen que este sería un gran puerto de narcos, desde donde salen drogas y al que llegan armas y miles de millones de dólares. Allí cerca también está el sitio que conocen como La Pista, donde también saldrían y aterrizarían avionetas.
“Para que algún extraño llegue allá, es porque fue invitado por el ELN o que viva ahí; de resto, no entra nadie. El ELN tiene un comando cuidando lo que entra y sale de ese lugar, hay varios puestos de control”, explica una fuente de la zona.
Desde que comenzó el enfrentamiento entre el ELN y el Frente 33 de las FARC en enero pasado, los gobiernos de Colombia y Venezuela han tenido cooperación en el plano militar, al tiempo que el Gobierno venezolano ha anunciado incautaciones que superan las 3,8 toneladas de droga. Sin embargo, testimonios de habitantes del lado de la frontera venezolana sostienen que hay arreglos entre la guerrilla colombiana y algunos integrantes de la Guardia Venezolana.
Las fuentes de inteligencia también dicen que hay carteles que, al tener los cargamentos en sus manos, en territorio venezolano, los suben a camionetas o camiones y descaradamente los llevan hasta la alta Guajira; desde ahí usan pequeñas embarcaciones para ir a las islas del Caribe y seguir su rumbo hacia diferentes sitios en Europa, México, Estados Unidos o Asia.
“Pero esto no quiere decir que no estén usando las rutas aéreas para seguir sacando las drogas. En el estado Zulia hay varias pistas clandestinas por las que constantemente van y vienen avionetas, unas salen cargadas con cocaína y otras llegan con armas y dinero —indica una fuente de inteligencia—. Ese movimiento se sigue dando y lo peor de todo es que es controlado por el cartel de los Soles, los narcos y una organización en la que estarían involucrados varios altos mandos de la fuerza pública de Venezuela”.
Precisa que deben pagar entre uno y dos millones de dólares, pues para que cada aeronave se mueva por territorio venezolano debe contar con un código en el radar. De lo contrario, la derriban y destruyen las pistas. “Se ha escuchado que muchas veces los aeroplanos son escoltados por aviones de la Fuerza Aérea de ese país hasta aguas internacionales; luego ellos siguen su rumbo a altitud mínima para no ser detectados por los radares de los otros países”, afirma.
El mayor control de esas rutas por el lado venezolano está en manos del ELN, aunque la disidencia de las FARC sigue teniendo algo de manejo. A pesar de que los dos grupos están en guerra, al otro lado de la frontera el negocio del narcotráfico sigue repartido entre ellos dos. Así lo confirma una fuente de esa zona.

La gran mayoría de laboratorios para procesar cocaína, según han establecido las autoridades, están en zonas de la frontera colombiana. Sin embargo, los organismos de inteligencia tienen información sobre algunos lugares de Venezuela en los que también hay sitios donde están procesando drogas, pues así les sale más fácil a la hora de enviar al exterior. “Acá compran la base de coca y la llevan al otro lado y la procesan para convertirla en cocaína, así arriesgan menos dinero y les va mejor”, indica la fuente de inteligencia.

Además de esto, las autoridades colombianas también tienen identificado que desde el Catatumbo salen otras rutas terrestres. “Cuando la droga es llevada a Cúcuta, Puerto Santander, Durania, Chinácota y Arauca es porque va a pasar hacia Venezuela, pues por ahí hay puntos de la frontera donde las autoridades colombianas no tienen ningún tipo de control —comenta la fuente judicial—. El riesgo de llegar a esos sitios es muy grande, pues deben moverse por tierra, pero no arriesgan grandes cantidades, lo hacen con cargamentos de 30, 50 o hasta 100 kilos. Una vez pisan suelo venezolano, el ELN ya tiene todo cuadrado con los organismos de seguridad de ese país”.
Agrega: “Pero cuando los cargamentos salen por El Carmen, el corregimiento Guamalito y Ocaña, que colinda con el sur del Cesar, es porque van a agarrar la Ruta del Sol que los lleva hasta los puertos de Barranquilla, Santa Marta, Cartagena o la alta Guajira. Por este lado los movimientos de droga son constantes y es por ello que en varias operaciones se han decomisado toneladas de cocaína que van ocultas en contenedores listos para salir hacia otros países”.
El retorno de los grandes carteles
La reactivación del narcotráfico en el Catatumbo colombiano se vendría dando desde hace un año. Según las fuentes de inteligencia, los carteles de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, así como dominicanos, brasileños y hasta haitianos, retornaron trayendo millones de dólares que fueron repartidos entre ELN y disidencia de las FARC.
“Los campesinos cocaleros ya empezaron a recibir dinero y es por ello que hoy tienen trabajando a toda marcha los laboratorios. Se sabe que están sacando grandes cantidades de narcóticos, porque la sobreproducción que llegaron a tener ya se acabó o se dañó”, comenta una de las fuentes de inteligencia.

Parte de la historia sobre el porqué se está dando esa guerra en el Catatumbo es que la disidencia del Frente 33 de las FARC, al ver que los carteles mexicanos aumentaban la compra de drogas, decidieron acaparar el mercado y tener una sobreproducción para abaratar el costo de la base de coca y la cocaína, lo que perjudicó al ELN. Pero no contentos con eso, comenzaron a bajarle a la calidad del alcaloide, lo que provocó que esos ‘narcos’ se fueran hacia el sur de Colombia, donde el negocio les resultaba mejor.
Por eso, ahora que retornaron los grandes narcotraficantes, el ELN decidió solidificar el grupo que se encarga de ese negocio y que es conocido como Estructura de Finanza de Economías para la Revolución (EFER), que sería dirigida por Wilver Villegas Palomino, alias ‘Carlos el Puerco’, y otro hombre que identifican como ‘Anderson’. El primero de ellos es muy bien conocido por las autoridades de Estados Unidos, pues ofrecen una recompensa de hasta 5 millones de dólares para quien entregue información que lleve a su captura; del otro se sabe muy poco.
La EFER, dice una fuente del Catatumbo, es una estructura que se encarga del narcotráfico y quienes están a su cabeza son netamente narcotraficantes que manejan el negocio de la compra y venta de drogas, así como el lavado del dinero que llega del exterior; “por eso no es raro que en algunas poblaciones de esa región se vean discotecas, bares, almacenes de ventas de motos o de ropa, así como viviendas lujosas. Todo eso es para blanquear los dineros”, señala la fuente de inteligencia.
Con la apertura de nuevas rutas, el regreso de los grandes carteles mexicanos de la droga aliados con la guerrilla colombiana y el montaje de laboratorios de procesamiento en el lado venezolano de la frontera, los narcotraficantes están dando pasos firmes para el resurgimiento del reinado de la cocaína del Catatumbo en los mercados internacionales.